CURSO 2011/12

EN LOS OJOS DE DIOS:
ÁFRICA NOS ENSEÑA A VER EL MUNDO.

miércoles, 6 de junio de 2012

CORPUS CRISTI

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
Al contemplar el corazón de Dios, unidad de amor; al sentir sobre nuestro ánimo su aliento que nos empuja; podemos pensar que lo divino está tan lejos que sólo nos roza su presencia, que es inalcanzable para nosotros, pobres pecadores. Y es verdad.
Pero por amor gratuito, sin merecimiento alguno, esa distancia ha desaparecido desde que Dios asume nuestra carne en la persona de Jesucristo. Dios se hace humano en la debilidad de lo humano. En el cuerpo de Cristo, nuestra frágil naturaleza se ha convertido en camino hacia Dios.
Nada hay más sagrado que el cuerpo de una persona que va derramando su sangre a lo largo de la vida. Los cuerpos destrozados del mundo de tantos hombres y mujeres, víctimas de la barbarie y el despropósito, son hostias vivas, sacrificio santo. La sangre que ha regado y, desgraciadamente, sigue bañando campos de muertos, sobre los que se asientan el poder y la riqueza de los tiranos, es la señal de la nueva alianza.
El dolor de un pobre es la mejor custodia para el cuerpo de Cristo. Él sólo entiende de amor entregado, de pasión por el Reino, de fidelidad hasta el final.
“Haced ESTO es conmemoración mía”, entregaos como yo, amad como yo, morid como yo, vivid como yo.
Cuando extiendas tu mano o abras la boca para recibir el cuerpo del Señor, recuerda que no hay comunión sin entrega, sin amor que se ofrece y se regala hasta la extenuación; recuerda que el cuerpo del Señor no huele a perfume ni a cremas, sino a sangre derramada, a clavos y a heridas abiertas; recuerda que el cuerpo del Señor no inspira comodidad, seguridades materiales, bienestar y confort, sino sacrificio oblativo, amor que se desvive y se vacía.
Y recuerda que comulgar es construir tu persona en la persona de Cristo; que por las calles no pasea bajo palio la magia de un Dios oculto, sino el amor de Dios que se entrega al mundo para tú te entregues al mundo por Amor.
JOSÉ FERRER.

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